domingo, 20 de octubre de 2013

Eurobasket

El campeonato europeo de baloncesto del 2013 ha sido el evento deportivo más grande de la historia organizado en Eslovenia. Así pues, es de imaginar que ha sido algo de gran impacto en el país. Y también lo ha sido en mi vida. Hace justo ahora un año que en una feria estudiantil me apunté por primera vez como voluntario para el torneo. Nunca había hecho nada por el estilo y me apetecía bastante. Conseguí pasar el proceso de selección, en el que me asignaron trabajar con los medios de comunicación durante la segunda fase y la fase final, a celebrar en el pabellón de Stožice. Pero la primera fase no se quedó inédita para mí, pues conseguimos dos entradas gratis para el partido entre Macedonia y Serbia en el pabellón Podmežakla de Jesenice, cerquita de Zasip. Las entradas las regalaba la embajada de España de aquí, ya que España como destino turístico era uno de los principales patrocinadores del torneo (para otras cosas no tienen dinero, pero para idioteces de este tipo sí que lo tienen los hijos de puta). En el partido había un ambientazo por parte de las dos aficiones, pero especialmente de la macedonia. Muchos seguidores llegaron de estos dos países también ex-yugoslavos, y no hay que olvidar que Jesenice tiene un elevado número de inmigrantes procedentes de ambos estados. El partido lo dominó claramente Macedonia, que por otra parte no hizo absolutamente nada en el torneo. Después del partido pasamos un rato por la fanzone de la ciudad. Me parecía increíble estar en un evento de esta magnitud en Jesenice. Había buen ambiente también, con un concierto de Coverlover, conocido grupo esloveno de versiones de rock. Pero tras unas cuantas canciones empezó a tocar con ellos Zoran Predin, uno de los grandes viejos rockeros del país, y pasó a ser un coñazo. Ni siquiera nos quedamos a escuchar en directo el himno del Eurobasket, creado entre estos dos artistas. Es cañero, pero como la mayoría de estas cosas es bastante truñete.

Los macedonios dominando el Podmežakla
Coverlover & Zoran Predin

El voluntariado fueron dos semanas de septiembre muy intensas, yendo a casa solo para dormir. Pero merecieron la pena. Disfruté de la experiencia. Nunca he sido un gran seguidor de este deporte, pero pude ver todos los partidos que quise, algunos de ellos de gran calidad y otros sin ningún interés. Y como podréis ver en el segundo vídeo de abajo, algunos partidos los vi realmente en primera fila (en la segunda mejor canaste del campeonato, lo importante no es el alley oop de Rudy sino el banco de los fotográfos). Eso sí, ahora creo que estaré mucho tiempo sin ver baloncesto. Pude ver otras cosas relacionadas con las selecciones muy de cerca, como las zonas mixtas o los entrenamientos. Y obviamente tuve alguna oportunidad para fotografiarme con algún jugador, aunque no me apetecía molestarles mucho. Con quien si que me gustó fotografiarme fue con la mascota, Lipko. Al principio me parecía superfeo, pero luego me acabó resultando muy simpático. El trabajo con los periodistas fue a veces gratificante y a veces muy desagradable, porque muchos periodistas son unos auténticos cretinos. Los españoles eran bastante majetes en general. En cuanto al trabajo en si, consistía principalmente, dependiendo de la posición exacta, en ser camarero, recepcionista o vigilante de seguridad. Nada especialmente interesante, pero tampoco era muy duro. Los partidos con más ambiente y más emocionantes fueron, claro está, los de Eslovenia. También lo fueron para mí, pues mis convicciones personales se enfrentan a aquello que nos inculcan como niños en lo referente a apoyar a la selección estatal. Les pude seguir desde su último partido amistoso, donde me estrené como voluntario, hasta la quinta plaza que acabaron logrando. Fue muy triste verles perder en cuartos de final contra el a la postre campeón Francia. Tenían un equipo aceptable y yo estaba totalmente convencido de que caería medalla. Pero curiosamente pocos minutos después de la derrota fue uno de los mejores momentos personales del torneo. Y es que junto a otros voluntarios y periodistas de Val 202 nos tomamos el lujo de echar una pachanga en la cancha, como se puede ver en el vídeo a continuación: 


Con mi colega Lipko
Con la locura posterior a la ceremonia de
clausura me acabé convirtiendo en Lipko

Los aficionados eslovenos en estos casos son
como los de cualquier otro estado
Con el "menor" de los Gasol
La megaestrella de la selección eslovena, Goran Dragič, y yo

Pero lo mejor, sin ninguna duda, fue conocer a la gente que conocí. Había otros voluntarios españoles, algunos de ellos venidos expresamente para la ocasión, otros que vivíamos aquí y uno que había venido para quedarse un año de erasmus. Por supuesto, también conocí a muchos de origen esloveno e incluso de algunos otros países europeos. Había bastante buen rollo, aunque muchos se tocaban las pelotas a dos manos. Hice especialmente buen grupo con tres chicos: un español, un esloveno y un esloveno de origen serbio (Daniel, Marko y Viktor). Nos echamos nuestras buenas risas, ya fuese en el pabellón o paseando y haciendo el tonto por la fanzone al lado del estadio. Fue el inicio de una bonita amistad que seguro que perdurará en el tiempo.

Vista aérea de Stožice en el Francia - Lituania de la final
Con Daniel y Calderón
Con Viktor, Luka (nuestro coordinador) y Marko en la fiesta
para voluntarios tras la final del torneo

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